El “eneagrama” es una palabra que procede del Griego y significa “nueve signos”. Nueve formas diferentes de filtrar y percibir la vida. Nueve formas de sentir, pensar y reaccionar. Nueve tipos de personalidad que han desarrollado las personas para sobrevivir y sentirse seguros. Todos ellos son válidos y ninguno es mejor que el otro.

Este sistema de clasificación de la personalidad ya data de Homero y posteriormente Pitágoras y Platón cuyas influencias hicieron que el famoso sello geométrico del eneagrama fuera utilizado posteriormente por los seguidores de Platón.

Diferentes culturas y religiones asimilaron estos conocimientos y se extendieron en todas direcciones introduciéndose en parte de la tradición católica y ortodoxa. En Oriente adoptada por el sufismo y Occidente conectando con la Cábala en Francia y España.

Fué George Ivanovich Gurdjieff quién en introdujo el actual símbolo del eneagrama en el mundo moderno, explicando el significado de el círculo, el  triángulo y la héxada.

Sin embargo, a comienzos de los 50, Oscar Ichazo, descubrió la conexión entre el símbolo y los 9 tipos de personalidad.

Ya fué en los 70 cuando el famoso psiquiatra Claudio Naranjo hizo una correlación entre los eneatipos y las categorías psiquiátricas.

En los 80 Helen Palmer y Don Richart Riso propagan el eneagrama de tal forma que su expansión ha sido exponencial.

Hoy en día el eneagrama es estudiado en universidades y escuelas de negocios conscientes del valor que este conocimiento aporta a las empresas y a las personas.